REVISTA PUERTOS Y NAVIERAS - 20/02/2018
La fallida Gobernanza Portuaria.

La deslealtad institucional, ineficaz código rojo portuario.

Del 155, al 177 y el juicio de dios.

Más feudalismo que en Juego de Tronos.

Por los Fareros.



La Gobernanza Portuaria, lo que así llama pomposamente el Ministro de la Serna, que no es otra cosa que el Gobierno de los puertos de España, está más que en entredicho. En tres meses, Santander el patio trasero del mismísimo ministro, se ha añadido a los puertos de Barcelona, Algeciras, y Las Palmas como puertos en tensión con su ministerio. Ni su casa controla. Hace un mes en entrevista firmada dijo estar muy satisfecho de la Gobernanza. Hoy no debe estarlo tanto. Espera los ceses de Luis Ibarra, Las Palmas, Cambra, Barcelona, Morón, Algeciras y González, Santander con un poder pírrico en sus manos, salvo el dogma de fe de la lealtad institucional, cuya medida depende más de un juicio medieval que de otra cosa.

La deslealtad o lealtad como fórmula de gobierno parece o parecía cosa de la Edad Media. Sin embargo, es la piedra angular sobre la que descansa nuestro sistema portuario. El sistema autonómico ha querido vivir sobre el mismo supuesto y ya vemos donde está. A golpes en los tribunales.

El concepto de lealtad institucional es viejo en el Ministerio-Puertos del Estado, siempre ha parecido un anacronismo y cosa de señores feudales, y así lo es y se trata de replicar. Solo faltan juramentos de honor y juicios por combate. Más o menos en la avenida de los Dioses, Partenón, y en la plaza del místico San Juan de la Cruz, les gustaría tener mazmorras y hierros candentes para los juicios de dios. Un Juego de Tronos en Ifema, pero sin sexo que se sepa. Todavía.

Pero eso ya no funciona, o al menos sin sangre.

Un principio que todos saben fallido.

Lo ha salvado la aceptación por parte de los presidentes de puertos de ese feudalismo ministerial, mientras que ha habido botín que repartir. Ahora ya solo hay fonditos de compensación que predicen la incautación de la caja de los puertos por el próximo ministro de Hacienda de PSOE Ciudadanos.


Mientras entre los torquemadas de la inspección, la intervención, el Tribunal de Cuenta; con ahora el ejercicio de la responsabilidad contable (artículo 177 en la Ley 47/2003 de 26 de noviembre) actúan como los homólogos a las mazmorras de Juegos de Tronos, y hacen más difícil de donde rascar para mantener el edificio del toma y daca. Yo obedezco tu mirá para otro lado.

Incluso con el 177 se pretende
el resarcimiento civil de las cantidades malversadas que hace devolver el dinero de su bolsillo particular a los funcionarios. Un 155 para funcionarios particulares.   

La gobernanza portuaria basada en la lealtad institucional es un fraude desde que el concepto se originó en el año 92, con el pacto del Majestic. Una reforma constitucional del abogado Aznar, que se saltó algunas clases de derecho constitucional y su mentor Pujol, realizada de tapadillo y sin reformar ninguna Ley Orgánica.

La Ley de Puertos no maneja este concepto, reforma constitucional por la puerta trasera de los consejos de los puertos.


La mejor muestra y no de Cataluña y su puerto, viene de Santander con su propio ministro y da para una profunda reflexión.

El Ministro, en una entrevista, decía hace menos de un mes estar muy satisfecho con la gobernanza portuaria. 

La pretensión de que la gobernanza portuaria española va bien es algo que le ha tardado dos semanas en saltar por los aires en su querido Santander adoptivo al mismísimo Ministro de Fomento.

Ha sido el ministrol el que ha utilizado el término deslealtad institucional, lo ha copiado, y lo ha lanzado cual javalina dirigida doblemente al presidente del puerto de Santander y al presidente de Cantabria, Revilla, a cuenta del desencuentro por la ZAL del Llano de La Pasiega.

Nunca se habría imaginado la señora pasiega que su llano de Parbayón iba a causar tal conflicto.

Acusa el Ministro de deslealtad institucional a Revilla, habitual acusación a presidentes, cada vez que alguno de los presidentes autonómicos, se movía en la foto. Eleva el tiro.


Famosos desleales para el Ministerio, desde Cascos, lo han sido el presidente de Las Palmas Arnaiz, el último presidente, Luis Ibarra que parece que Las Palmas se llevan la palma en esto de tener desleales institucionales, pero también, lo han sido presidentes del puerto de Barcelona aunque el pacto aznaril  ha hecho mirar para otro lado, pero hoy con el 155 se le quiere embargar hasta la suegra a más de uno; lo fue el montaraz presidente del puerto de Cartagena durante 19 años Adrián Luis Viudes, desleal momentáneo lo es desde la reforma de la estiba Manolo Morón y así ha sido la larga lista de los proscritos por el ministerio.

Algunos ya ni se presentan en el Desembarco del Rey.


Sencillamente, como se está demostrando, nuestro sistema autonómico y el portuario adolecen de reglas claras y esto de la lealtad institucional servía en la Edad Media pero ahora solo está sirviendo para intercambiarse epístolas como sablazos entre presidentes de puertos y el de Puertos del Estado, y ahora el Ministro. Y para que el ministro se busque enemigos en su casa.

A mandobles se las tiene que ver, el presidente de Puertos del Estado, antes de ayer en Santander o ayer en Bilbao donde la consejera del gobierno vasco no respeta ni la tregua tecnológica para pedirle a puertos del Estado la transferencia de las ensenadas vascas.

En un momento en que a los vascos no se les puede negar nada.

Pero el espectáculo único es el de las epístolas, las cartas que airean los periódicos montañeses entre Jaime González, el presidente del puerto de Santander, convertido en rebelde carlista, sin quererlo y el presidente de Puertos del Estado Llorca que no se puede creer que le surja otro enemigo al que llamar desleal que al que parecía pacífico Jaime, casi hippy, al menos de los de paz y amor en el sofá y el movimiento de la no violencia. Toma castaña.

Está claro que la gobernanza portuaria tiene que cambiar y aclararse y que solo una renovación como la constitucional terminará con estos rifirrafes que de extenderse pueden hacerle la vida imposible al presidente de Puertos del Estado actual o los venideros hasta rebajarlos a unos edecanes o ayudantes de campo del Ministerio de Fomento con solo derecho a pataleo.

Porque, además, este concepto de lealtad institucional, mal utilizada por el Gobierno Central, puede derivar en una especie de mandamiento de omertá que recuerde a Sicilia por el cual más que lealtad institucional lo que haya es un toma y daca donde yo te dejo hacer cositas en tu puerto a cambio de que tú te sometas a mis dictados centrales o a que saque el dossier correspondiente del cajón.

Y así, eso ya no será la Edad Medía y el feudalismo sino la italianización de nuestros puertos que sería o ya es algo, mucho peor.

De Sicilia se fueron los angevinos y llegaron los aragoneses y al final triunfó la mafia.

Ojo a las consecuencias de no gobernar, no legislar y no tener ideas del modelo portuario, ya sabemos lo que pasa por no tener ideas del modelo de España.

Pero el ministro y su corte en San Juan de la Cruz han preferido los concursos de belleza, tienen buen candidato y aspiran a Moncloa. Desarmada y cautiva la legislatura ha terminado. No llegó a empezar nunca.




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