REVISTA PUERTOS Y NAVIERAS - 20/03/2017
Editorial.
La Guerra de la Estiba.
Tras la batalla se impone la sensatez.
Por Armando Estrada.
Tras la votación fallida del Real Decreto de la estiba el jueves 17 se impone la sensatez. Coordinadora a pesar de las celebraciones, sabe que ha estado muy cerca de haberse tenido que enfrentar a una negociación mucho más dura con el Real Decreto convalidado. Sabe que habría acumulado meses de paros pero que una Ley con el apoyo de Europa habría sido un hueso duro de roer y el cambio de status irreversible.
Sabe que meses de paros podrían haber acabado con la paciencia de parte de la opinión pública, y que el partido PP, podría haberlo capitalizado de cara a unas elecciones generales en otoño. Incluso podría ayudarle a ganar escaños, y este concederles muchas cosas tras las elecciones. La balanza política pende de un hilo para unos y otros.
Por otro lado, el Gobierno también sabe y puede consolarse en algo, a saber: que incluso de haber aprobado el Decreto, se habría enfrentado a un largo proceso de conflictos en los puertos.
En los dos casos con o sin decreto, la larga y dura negociación estaba asegurada. De hecho el Gobierno quería tener las manos libres con sindicatos y patronal, con un decreto duro para luego ser generoso, se crea o no, y como no se ha explicado y sus canales de comunicación con el partido socialista no han funcionado ha fracasado en el primer envite.
En ambos casos el Decreto Ley era un punto de partida para obligar a sindicatos y a patronal a negociar bajo un nuevo marco legal.
Si no hubiera sido tan ambicioso e irritante para los estibadores el Decreto y se hubiesen dado otras condiciones políticas este estaría hoy en nuestra legislación.
La realidad es que el jueves sirvió para discursos brillantes como el sosegado del ministro o el de Félix Alonso Cantorné, exaltado defensor de los estibadores.
Así las cosas, hay que darle marcha atrás a la moviola o bastante marcha adelante porque la situación es parecida con decreto o sin él. Además, siempre puede presentar el Gobierno otro decreto, conformar otra mayoría y verlo aprobado. Rajoy lo acaba de anunciar, "haré todo lo posible", ha dicho, porque tiene el convencimiento de que es la única forma de que las empresas se aclaren en lo que quieren y Coordinadora se siente con cierto propósito real de transformar el insostenible modelo de estiba que hay en España.
Ese fue el punto sobre el que debía haber girado toda la estrategia del Gobierno con los partidos políticos. Incluso también con los sindicatos a los que les podía haber convencido más, habiendo eliminado las referencias a las Sagep, tanta ETT, y los pasivos sociales y que solo pretendía cumplir la sentencia y poner un marco para la negociación colectiva.
Fuese o no su intención, habría sido mucho más convincente.
Porque intentar transformar por Decreto Ley un colectivo tan clave como el de los estibadores que desde su punto de vista se consideran poco menos que funcionarios y viven en el mejor de los mundos, es como haber intentado quitarle la condición de funcionarios a los empleados postales.
En el caso de Aena se prometió mantener el estatus funcionarial de los que sí lo tenían y en Correos una cosa parecida. Lo mismo pasó hace mucho tiempo con Telefónica y Repsol y no pasó nada. Hubo acuerdo con los sindicatos y el personal que tenía esas condiciones las mantuvo. Pero en este caso se les quiere quitar sueldo, su status de empleados de Sageps semi públicas, y lanzarlos a ETT, de eso se les ha convencido. Hay que rebobinar.
El caso de los estibadores es que sus condiciones son sangrantes con respecto a otros colectivos, pero sobre todo en que dominan los sistemas de trabajo y su organización, y eso es lo que ahuyenta a los inversores y a los que están les hace desear estar fuera de la estiba española.
Tienen paradas nuevas terminales que curiosamente darían empleo a un posible excedente de portuarios en Valencia, el más afectado, y Algeciras.
Ese objetivo de la organización y los métodos de trabajo, debería haber sido el primero y fundamental de todo, pero el Real Decreto parecía que iba más por los sueldos.
Así las cosas, el Gobierno y la oposición tienen que reconocer que transformar el status laboral de los estibadores aunque sean pocos comparados con los empleados de Correos, Aena o Telefónica en su día, es mucho más delicado. Porque además a muchas empresas y muchos puertos les gusta que trabajen a destajo.
Los carteros no trabajan a destajo, no doblan turnos, los estibadores sí.
Además se ha confundido el lenguaje de la negociación en varios términos, cambiando lo importante, es decir lo esencial para los estibadores por otros conceptos.
Por ejemplo los sindicatos dicen que se les mantengan sus condiciones laborales. Pero ya habían pactado cambiarlas con la patronal y aceptaban una reducción de la masa salarial. El ministro lo ha interpretado a su modo en un mantenimiento al 100% del empleo, incluso lo ha llegado a prometer y ahora es el eje de su propuesta, cree que eso convence y no es así. Puestos a prometerles cosas que le prometan todo, dicen los estibadores. Y además el Gobierno no crea ni mantiene empleo, y menos lo puede garantizar.
Salvo que sea un reclamo para convencer a los sindicatos, es un despropósito. Una cosa es mantener las condiciones más o menos parecidas y otra es garantizar el empleo cuando se sabe que la reforma de los métodos de trabajo puede originar excedentes.
Otro concepto susceptible de confusión es la subrogación, que es mantener el empleo actual repartiéndolo por las nuevas empresas. Las empresas establecidas la aceptaban por aquello de obligar a cualquier entrante a tener que asumir a los trabajadores y, por otro, los estibadores lo ven no como eso pero como su mejor seguro para mantener con el censo actual el control de cualquier nueva terminal.
Diferencias de interpretación de que considera la otra parte esencial, y en esto el ministro está dando bandazos y ahora dice que tiene la oposición de la Unión Europea en la subrogación.
Estamos en la casilla 0 de la negociación, y con confusiones añadidas.
Bueno seria que con cualquier argucia el Gobierno se diera unas semanas para empezar, enfriado el tema, desde cero.
Sobre el autor. Armando Estrada es el presidente del grupo de información internacional Logística y Transporte.
Periodista e ingeniero de caminos, por la Universidad Politécnica de Madrid, escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, ingeniero civil por el Imperial College de Londres, miembro del Guildo de la City de Londres, PADE por el IESE, periodista miembro de la FAPE, federación de asociaciones de la prensa de España, y miembro de la AP; asociación de periodistas de Madrid.
Ha trabajado para la IBM y el Grupo Wolters Kluwer antes de fundar el Grupo de información especializada en logística y transporte GLT, el mayor en español. Que ahora se internacionaliza en inglés.
El grupo Logística y Transporte, es el mayor grupo editorial en español, que cuenta con varias publicaciones en papel: Logística, Transporte y Almacenaje,Transcamión y Puertos y Navieras y las siguientes webs: www.puertosynavieras.es, www.logisticaytransporte.es, www.transcamion.es, www.autonomo-trucker.com, y en inglés www.transportceo.com.
Además publica webs de cruceros, paquetería, ecommerce, manutención y almacenaje, ferrocarril, carga aérea, transporte frigorífico, entre otras.
Desde 2014 publica la web en inglés www.transportceo.com para ejecutivos de la logística y el transporte.
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