DIARIO DE PUERTOS Y NAVIERAS - 25/01/2023
Análisis del juicio del Puerto del Musel.
El ex presidente de Puertos del Estado:"Palao se equivocó al nombrarme".
El prestigio de Puertos del Estado, y su gobierno, rueda por los suelos.
En el juicio del Musel se piden elevadas penas de cárcel, de inhabilitación y decenas de millones de euros en indemnizaciones. Afecta a la cúpula de la autoridad portuaria de Gijón, de Puertos del Estado, y a la créme de la créme de las constructoras. De momento y mucho antes, de que se dicte sentencia lo que está rodando por los suelos, es el prestigio del sistema portuario estatal de España, SPE. La cadena de reproches y acusaciones entre los miembros de los destinados a gobernar los puertos, está dando una imagen muy mala del gobierno y la gobernanza de los puertos. El sistema de organismos autónomos ha fracasado en su gobierno, y lo narran fríamente. Un absoluto desconcierto de normas, atribuciones, reglas, competencias, jerarquías, y responsabilidades. La más perfecta descripción del desgobierno.
Una cosa es, que en su derecho de defensa los acusados, se pasen de unos a otros las responsabilidades, pero cuando esto se hace desvelando las formas de proceder, descubriendo sus mismas opiniones sobre la gobernanza portuaria, el principal dañado colateralmente es el prestigio de gobierno de los puertos.
Este prestigio está quedando seriamente dañado, exponiendo como el gobierno de los puertos como organismos autónomos, se acerca más a un Patio de Monipodio, de zancadillas y deslealtades, que a una sensata gestión privada de los mismos.
Lo peor es que el sistema está demostrando que es inservible para mantener un correcto gobierno empresarial. La ficción de que son entidades empresariales no se puede sostener. Lo que narran de los puertos, no pasa en las empresas privadas porque están sujetas a la ley de sociedades.
El edificio administrativo para gestionar los puertos, se ha desplomado, ante la piqueta de sus propios gestores.
El expresidente del puerto de Gijón, ha llegado decir, que los puertos no tienen que cumplir la ley de contratos del Estado, que son cosa aparte, en un limbo entre la administración y una sociedad anónima, que tampoco saben explicar.
Un limbo de irregularidades.
El ex director del puerto de Gijón, ha narrado, sus choques con el Ministerio de Transportes, acusando al secretario de estado, de reunirse en la capitanía a sus espaldas, sin aclarar, que les impedían la entrada a la Autoridad Portuaria.
Un ejemplo de cómo, instalaciones pagadas por el Estado, con funcionarios pagados por el Estado, actuaban completamente al margen del Estado. Una sicilia portuaria.
El sistema público de los Puertos, hasta ahora tan respetado, y con cierto prestigio, está quedando destrozado.
Y los que lo están destrozando son justamente los que han sido sus gerentes y directores.
No puede achacarse esto, a una una premeditación o una venganza o un ajuste de cuentas político, sencillamente es lo que se deduce de la versión que están dando, sobre cómo se interrelacionaban las distintas partes de su administración. Porque los que describen, sus actos, lo hacen con cierta ingenuidad, y no se refieren a un color político en particular. Es transversal a los políticos y a la política.
A lo que se está asistiendo, es a la descarnada descripción de cómo se hacía y se hacen las cosas en los Puertos, y en el órgano de supervisión central, Puertos del Estado.
Una primera descripción en la que coinciden todos, el expresidente del puerto de Gijón su director, el ex presidente de Puertos del Estado, Mariano Navas, y el que fue secretario y luego secretario de Estado del Ministerio de Transportes, Fernando Palao, es que el pacto de investidura de 1996, gestionó de una forma muy deficiente el traspaso a las Autonomías de los Puertos.
Todos ellos han descrito, como se evadió a la Constitución, art 148, y se hizo la trampa de modificar la Carta Magna, por la puerta de atrás, reduciendo ilegalmente el mandato constitucional, como si tal cosa. Curiosamente ninguno de estos cargos nombrados por el PSOE, han citado a Aznar o al PP, como causantes del destrozo, en un claro ejemplo de complicidad, con el desgobierno. Sencillamente lo han descrito de forma escalofriante.
Pero el sumun, llegó cuando Mariano Navas para explicar, la situación, llegó a decir que su amigo Fernando Palao, anterior presidente de Puertos del Estado y en el puesto de Secretario General del Ministerio y después de secretario estado, se había equivocado al nombrarle.
Porque él no iba hacer nada para lo cual no tenía competencias, refiriéndose a intervenir en el puerto de Gijón a pesar de las graves irregularidades que por otras declaraciones de él mismo apreciaba. El mismo ha refrendado, que como testigo llegó a decir que habría cesado inmediatamente al director del puerto de Gijón, por haber firmado un contrato semejante con las canteras.
Pero apartir de ahí, Mariano Navas, describió que se negó a conocer, a darse por enterado, a intervenir, en nada que tuviese que ver con el Puerto de Gijón. Es más explicó que esto lo hacía con todo el resto de Puertos. Porque él no pintaba nada en la gestión portuaria, "sólo nombraba a un representante en el consejo de administración". "ni los planes de empresa los aprobaba".
Mariano Navas, ni oía ni veía. Pero todo esto no lo decía a modo de reproche ni de venganza, si no en un frío relato de que él tenía la convicción de que era así.
Asistia a la reuniones con las constructoras, y ni intervenía, ni se enteraba, ni tomaba notas, ni sabía los nombres de la agenda de reuniones tan importantes, ni leía informes, ni estaba al tanto de tan importante obra, no porque ahora no se pudiese acordar, sino además porque tenía la convicción, (utilizó la palabra concretamente) de que no debía intervenir. Lo que dejó muy claro en su declaración ante el tribunal.
Llegó al esperpento, que para explicar su desapego institucional, y su desconocimiento de todo lo relativo a las autoridades portuarias, y a la autoridad portuaria de Gijón, que dijo que de lo que sí estuvo al tanto, fue de otra obra, la del Puerto de Barcelona, porque se le cayó el dique. Refiriéndose así de forma tan ajena, al mayor accidente de obras portuarias jamás conocido en el mundo, el desplome de cerca de 500 m del dique de la ampliación sur del Puerto de Barcelona. "señor Fiscal me enterado de más cosas por la prensa y por la documentación de este juicio de lo que pasaba en el Puerto de Gijón, que cuando estaba de presidente", apostilló Navas.
"El legislador no me había dado las competencias, y como no las tenía no iba hacer nada", "si me las hubiese querido dar me las habría dado", "creo que se equivocó al nombrarme". Frases como estas, adornaron la declaración de Mariano Navas. Que llegó a disculparse ante el presidente del tribunal," por lo vehemente que es".
Mariano Navas dejó bien claro, lo que antes también había descrito Palao, de forma más retórica, y dos días antes Menendez Rexach, o Díaz Rato, cada uno con su estilo.
Un absoluto desconcierto de normas, atribuciones, reglas, competencias, jerarquías, y responsabilidades. La más perfecta descripción del desgobierno.
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